miércoles, 27 de junio de 2012

ADIOS A UN GIGANTE: JUAN CARLOS DYRZKA

Las palabras que figuran a continuación pertenecen al señor Horacio Soro, un gran periodista y conocedor del ambiente como pocos, además de ser una persona que desinteresadamente se puso a disposición de este blog para darnos una mano desde le comienzo. Desde nuestra parte, adherimos a estas palabras con muchísimo respeto.

"Desde hacía algún tiempo, Juan Carlos Dyrzka sentía los síntomas por un problema de corazón. En la Fundación Favaloro se había programado una operación para el mes próximo. Pero a fines de la última semana, los tiempos se aceleraron: "Juansón" -aquel que durante más de una década deslumbrara en las pistas y tantos triunfos le aportara a la Selección Nacional- fue internado. Esta mañana del martes 26 de junio amaneció con fuertes dolores en el pecho. Y ya no pudo recuperarse. Un paro cardíaco terminó con su vida, a los 71 años. Había nacido el 24 de marzo de 1941, hijo de otros atletas como Juan Alfonso y Sofía Emilia (Tita), ambos argentinos, hijos de alemanes.
Juan Carlos Dyrzka -distinguido en 1963 con el Olimpia de Oro como el mejor deportista de nuestro país por aquellos tiempos- fue junto a Osvaldo Suárez el símbolo del atletismo argentino de los '60. Ambos, tal vez con Gerardo Bonnhoff y un puñado más, los mejores atletas que jamás tuvimos en pruebas de pista, allí donde la pasión por nuestro deporte se conjuga con la más severa exigencia técnica y la disciplina.
Dyrzka brilló desde los 200 hasta los 800 llanos, desde los 110 hasta los 400 metros vallas (su prueba favorita) y fue de una entrega inigualable por los colores nacionales. Consiguió 14 medallas -cinco de ellas doradas- en los Campeonatos Sudamericanos, de los que recién se retiró en 1975, coincidiendo con su alejamiento de las pistas. Ningún otro atleta argentino consiguió tantas medallas en ese evento.
Pero, además de su jerarquía de competidor y de su destreza técnica, tenía una insaciable voluntad de progreso. Tanto que lo llevó a una marca que, para nuestros días, ya constituye una auténtica leyenda: 49 segundos y 82 centésimas en los 400 metros con vallas, un récord argentino que se mantiene intocable desde 1968 ! Por supuesto, el más antiguo de nuestras listas.
Aunque provenía de una familia de atletas -también su hermana Emilia Laura fue una de nuestras mejores exponentes en las pruebas combinadas- Juan Carlos Dyrzka recién se decidió por este deporte cuando terminaba sus estudios secundarios. Primero en el Liceo Militar, luego en el Nacional Roca. Nos contó hace poco: "Se acercaban los torneos intercolegiales y uno de los profesores preguntó quién se animaba a correr la prueba de vallas. Yo nunca lo había hecho, pero me postulé... Cuando llegué a casa, mi papá me preguntó si estaba seguro... Pero dijo que debía entrenar duro".
Juan Dyrzka padre fue también el entrenador, el hombre que lo guió a lo largo de su campaña. Juan Carlos Dyrzka se reveló rápidamente como un auténtico talento y fue perfeccionando su técnica para las vallas, aunque también sobresalía en los 400 llanos (sus duelos con Juan Stocker a comienzos de los 60 son memorables).
Las temporadas 62/63 resultaron sencillamente brillantes. En los Campeonatos Nacionales del 62, en Tucumán, ganó cuatro pruebas (a lo largo de su campaña, totalizaría 19 títulos argentinos). Poco después, se adjudicó los 400 con vallas en el Iberoamericano de Madrid, en el Estadio Vallehermoso, reeditando una victoria lograda dos años antes en Santiago de Chile, cuando aún era junior.
En los Juegos Panamericanos de San Pablo, en 1963, se llevó la medalla dorada con 50s.32 -a esa altura acumulaba unos cuántos récords nacionales y sudamericanos- y fue uno de los dos triunfadores argentinos allí (el otro, Osvaldo Suárez). Tendría que pasar mucho tiempo -hasta que aparecieron las chicas, García y Witteveen en Winnipeg 1999- para que nuestros atletas volvieran a triunfar en esos Juegos.
Aquella seguidilla de victorias internacionales, a los que se debe sumar el Preolímpico de Tokio en octubre de 1963, convirtieron a Dyrzka en uno de los favoritos para los Juegos Olímpicos escenificados en la capital japonesa, en 1964. Sin embargo, vivió allí la que fue -sin dudas- la mayor frustración de su campaña.
Después de una auspiciosa presentación en la serie (51s17), se vio desconocido en semifinales (octavo con 53s10) y quedó eliminado, sin opción a pelear por la medalla. Mucho después, recordó: "Pagué muy caro el error de no haber competido internacionalmente ese año. Y cuando llegué a los Juegos me faltaba roce, ritmo de competencia, sensaciones".
Dyrzka mantuvo un standard muy alto en las temporadas siguientes. Protagonizó grandes duelos con figuras mundiales como los alemanes Hennige y Schubert (quienes vinieron a Buenos Aires), los italianos Frinolli y Salvatore Morale, realizó giras europeas, tuvo rivales de primera línea en nuestra región como el chileno Santiago Gordon o el venezolano Víctor Maldonado.
Para la época de los Juegos Olímpicos de México -acaso, uno de los más grandes de la historia en cuánto a su calidad atlética- Dyrzka ya se encontraba en óptima forma, y con el fogueo que le dieron varias competencias preparatorias. En la serie de los 400 metros vallas ganó con 49s.82, convirtiéndose en el primer sudamericano en la historia en bajar los 50 segundos. En la semifinal, quedó quinto con cuatro centésimas más, y no pudo acceder a la carrera decisiva. Allí el británico David Hemery arrasó con el récord del mundo, en la frontera de los 48 segundos, relegando al conocido Hennige y a otro británico, John Sherwood, mientras que un favorito como el estadounidense Geoff Vandestock se queda fuera del podio.
También se lució en los 400 llanos, especialidad en la que el estadounidense Lee Evans implantó un récord "estratosférico". Dyrzka batió el récord nacional con 47s.02 en la primera ronda, y lo bajó a 46s.85 en cuartos de final, marca que permaneció casi dos décadas como tope argentino, hasta que José Beduino consiguió superarla.
Las hazañas, las marcas y los títulos de Juan Carlos Dyrzka dan para un libro entero. En las pruebas locales, aún ya en el ocaso de su campaña,a comienzos de los 70, era un permanente animador, un hombre de una entrega permanente. Cómo no recordar su aporte a los relevos largos de la Sociedad Alemana de Gimnasia (su club de siempre) o River (el de los últimos tiempos).
A su retiro, se dedicó a la preparación física, primero en algunos equipos de fútbol y, mucho más tiempo, en los colegios. Hasta hace pocos meses seguía ejerciendo esa profesión. Hace poco más de un año sufrió el inmenso dolor por la pérdida de su esposa, otra gran atleta de las pruebas combinadas, Ana Clara Goldmann. Dejaron cuatro hijos (dos de ellos, también tuvieron su paso por las pistas).
Ya no está Juan Carlos Dyrzka, ya no podrá seguir desparramando aquellas anécdotas interminables de sus vueltas por el mundo, de amigos y rivales. Hasta sus últimos días siguió viviendo allí en su casita de Olivos, rodeado por el verde, los pájaros o el silencio de las tardes. La misma casa que fue de sus padres...
Queda el recuerdo de un atleta inigualable, un verdadero coloso surgido en nuestras pistas."

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